Pero fue a partir de 1980, siendo aún un vagabundo, cuando comenzó a dedicarse principalmente a la pintura. J.M. Basquiat poseía una cierta curiosidad intelectual y sentía una verdadera fascinación por el expresionismo abstracto, por los trazos gestuales de Franz Kline, por los primeros trabajos de Jackson Pollock, por las pinturas con figuras de De Kooning y por las caligrafías de Cy Twombly, todo lo cual, junto a sus raíces haitianas y portorriqueñas, le llevó a tener un gran dominio del grafismo expresivamente gestual. Interesado también por las combine paintings de Robert Rauschenberg y por el Art Brut, de Jean Dubuffet, así como por la cultura popular,
sus graffitis adquirieron una cualidad plástica y expresiva cada vez
más próxima a la de la reciente pintura norteamericana, hasta el punto
de que, unos años más tarde, Jeffrey Deitch definió su trabajo como una “chocante combinación del arte de De Kooning y de los garabatos pintados con aerosol en el metro neoyorquino”.
Desde pequeño había recibido una apreciable educación artística
informal; su madre lo llevó a visitar museos (fue miembro júnior del
Museo de Brooklyn a los seis años), también lo inició en la lectura de literatura
poética, y más tarde lo impulsó a escribir la propia. El nombre de su
grupo se convirtió en un capítulo más del mito cuando Basquiat afirmó
que estaba inspirado en el autor de un libro sobre anatomía que había acompañado su convalecencia tras ser atropellado, a los seis
años, por un automóvil. El propio Basquiat repetiría varias veces que
ese libro fue un referente precoz de su trabajo. Completó su formación
autodidacta como oyente en la Escuela de Artes Visuales, donde entró en contacto con el pintor y autor de graffiti Keith Haring.
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